Hacia una banca europea
- by Anna Olsina, experta en banca y finanzas

- 16 dic 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 17 dic 2020

La historia de la banca en Cataluña siempre ha tenido sus altibajos. La actividad bancaria en Cataluña es muy antigua, pero podemos afirmar que todo el proceso de industrialización no se sustentó en la banca sino en particulares banqueros y la Taula de Canvi. No fue hasta el año 1844, cuando aparecía la primera gran entidad moderna, el Banco de Barcelona, de la mano de comerciantes y banqueros particulares barceloneses. Y no fue hasta 1850, cuando se promulgó la nueva legislación liberal, cuando hubo cierto desarrollo bancario con nuevas entidades; sociedades de crédito para invertir en proyectos industriales y las cajas. A partir de 1874, toda la banca quedó bajo la supervisión del Banco de España (Decreto del ministro Echegaray).
A inicios del siglo XX, en Cataluña había 15 Entidades del total del 27 en todo España, pero después de la I Guerra Mundial, algunos bancos catalanes desaparecieron y el poder financiero madrileño y vasco entraron en Cataluña comprando algunas entidades (Banc de Terrassa, Banc de Barcelona y, más tarde, Banc de Catalunya). Después de la Guerra Civil, casi todas las entidades catalanas acabaron siendo absorbidas por los grandes bancos madrileños y vascos.
Al carecer de una banca potente, a excepción del Banc de Sabadell, gracias a las cajas Cataluña logró una sólida estructura bancaria. Pero una mejorable supervisión y excesiva politización de las cajas, hicieron que con la crisis financiera del 2008 todas ellas, excepto La Caixa y Caixa de Girona -que fue absorbida por esta-, fueran cayendo o fuesen absorbidas por bancos españoles.
La desaparición de las cajas representó el fin del “modelo catalán de cajas“, una red comarcal, enraizada en el territorio y que además de financiar pymes y familias (también demasiadas promociones inmobiliarias al final) articulaba mediante las obras sociales la vida cultural y asistencial de las ciudades medianas de Cataluña.
De modo que nos quedamos solo con La Caixa, ahora CaixaBank, y el Sabadell, jugando en la liga de los grandes de España.Paradójicamente, estas dos únicas entidades dentro de las principales españolas, decidieron con la crisis política de octubre del 2017 trasladar su sede fiscal fuera de Cataluña, a València y Alicante, respectivamente. Las opciones de fusión con otras entidades han existido y seguirán existiendo, como la recientemente truncada entre Banc de Sabadell y BBVA. Cataluña está huérfana desde 2017 de entidades financieras potentes locales. ¿Quizás las hemos querido politizar demasiado y este ha estado en nuestro gran error? Sinceramente creo que sí.
Hacia un sector europeo
A raíz de la fusión entre CaixaBank y Bankia, el Cercle Català de Negocis consideraba recientemente que “Cataluña es el único de los polos económicos de Europa sin un sistema bancario propio” e insistía que “ahora más que nunca se hace necesaria la recuperación de un sistema bancario propio desvinculado del poder político que responda a las necesidades de la economía”. Respondo que hace muchos años que es así, como ya he expuesto antes.
Nos guste o no, el sector bancario, como otros muchos, avanza hacia un modelo de gestión anónima y automatizada cada vez de dimensiones de dinero más cuantiosas. Debemos tener claro, como bien dice el profesor emérito de ESADE Robert Tornabell, que nuestro horizonte es europeo: “La gente no tiene bastante en cuenta que no seremos grandes si no somos europeos, si no pensamos en términos de espacio financiero europeo.”
A partir de ahora, las grandes fusiones bancarias serán a nivel europeo con un claro deseo de la Comisión Europea de construir una unión bancaria, que se acompañará de una bolsa única potente. En EE.UU., en los últimos años también ha habido un proceso de concentración bancaria, así como en China, donde se consolidan grandes actores financieros. Nosotros debemos pensar en Europa como un todo. Tenemos que pensar en grandes espacios o no lo conseguiremos.
En este futuro inmediato las megaentindades transfronterizas son un mal necesario y el BCE bajará los coeficientes de capital exigibles para que los bancos dispongan de más recursos para hacer de prestamistas, pues la urgencia ahora es dar muchas inyecciones a la actividad económica. Es cierto que los grandes macro bancos transfronterizos comportan el peligro de ser entidades excesivamente sistémicas, pero son un paso necesario para devolver la eficiencia y rentabilidad al sector y garantizar el flujo, pero no es un paso en sí mismo. Además, esta etapa no se liderará desde Cataluña.
A la vez, desde Cataluña tenemos que dejar de creer que necesitamos un gran banco para tener más poder. En el futuro no será necesario, tal y como lo entendemos. El Poder de la banca recaerá, en una primera fase, en el Banco Central Europeo (BCE), que será el encargado de la distribución más eficaz del dinero, creando accesibilidad y crédito. El papel de las entidades bancarias perderá valor añadido y tendrá que replantearse (ya lo están haciendo en parte) su modelo de negocio. Y en un futuro, quizás ni el Banco Central Europeo tendrá poder, segundo el peso cierto que cojan las criptomonedas privadas, con poder descentralizado.







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