¿Liderará la banca tradicional el futuro de la banca?
- by Anna Olsina, experta en banca y finanzas

- 12 may 2020
- 4 Min. de lectura

Las consecuencias económicas del COVID19 intensifican las reflexiones sobre el futuro de la banca. Los propios bancos españoles han reconocido que, aunque llegan mejor preparados a esta crisis que a la anterior en cuanto a solvencia, apalancamiento y liquidez, han de realizar reducción de costes por la vía ordinaria, urgentes.
Esta crisis no sólo se supera con una reducción tradicional de los costes y el sector lo sabe. Hace tiempo que los bancos están invirtiendo en innovación y tecnología, muy presionados por nuevos players cómo las Fintech y neobancos. La necesidad de incrementar la eficiencia, mejorar la experiencia cliente y sostener la rentabilidad económico-financiera, es prioritaria.
En los países emergentes, donde la mayoría de la población no está bancarizada, sus ciudadanos no tienen una cuenta bancaria pero sí la mayoría tienen teléfonos móviles. Con a la telefonía móvil, gran parte de la población ha podido acceder a servicios financieros básicos gracias a servicios facilitados por las Fintech. Una situación que lleva a reflexionar si la revolución en los servicios financieros y el crecimiento de la tecnología en las finanzas vendrá en un futuro inmediato liderado por los bancos o de mano de nuevos actores distintos a los bancos.
Las grandes inversiones en tecnología que los bancos tradicionales han llevado a cabo en los últimos años, les han permitido ofrecer a sus clientes un acceso multicanal (banca online y móvil), pero no han conseguido una disrupción significativa y han mantenido sus modelos de negocio prácticamente igual: millones de clientes a los que venden productos y servicios financieros y a los que cobran intereses y comisiones por dichos productos y servicios.
Es verdad que las disrupciones suelen venir de la mano de nuevos entrantes o competidores (start-ups de Fintech, bigtechs…) y no de los incumbents (la banca tradicional). Desde 2014 los competidores de los bancos tradicionales y quienes amenazan con la disrupción son las compañías Fintech que han conseguido reducir su cuota de mercado, ingresos y beneficio. Otros players cómo las bigechs o el sector telco, pudiéndolo ser, no han sido muy proactivos. La baja rentabilidad del sector financiero-bancario comparativamente a la industria software a la que pertenecen u otras áreas de negocio donde pueden invertir (industria de la salud, por ejemplo), les ha frenado.
Las Fintech parten con la ventaja de empezar desde cero con las tecnologías más innovadoras y sin la pesada carga de unos sistemas bancarios legacy o heredados que ahora son un lastre para las entidades financieras tradicionales. Además, la tecnología más novedosa de otros sectores también se puede integrar de forma más sencilla en las Fintech y así proporcionar una mejora de costes o una experiencia de usuario superior. Sus al menos una de las dos ventajas competitivas que las define son la reducción significativa de los costes y proporcionar una excelente experiencia de usuario. Además, tienen el foco en la especialización, el consumidor y al uso intensivo de la tecnología. Ello las hace ágiles y eficientes. Su disrupción en el sector financiero ha empezado en segmentos no centrales, como los millennial en el mundo desarrollado o la población no bancarizada en los países emergentes.
Los bancos no se han quedado parados y los más innovadores están copiando muchas innovaciones de las Fintech y alcanzando en algunos casos una experiencia de usuario similar, pero con una estructura que les lastra demasiado y una regulación que no les facilita los cambios. Han sido líderes en una de las tendencias más relevantes en los últimos años que es la colaboración entre bancos tradicionales y Fintech. Esta forma de colaborar ha podido ser muy diversa: acuerdos comerciales, adquisición de tecnología o inyección de capital riesgo. Hoy solamente un 1,1 % de los ingresos de los bancos se han perdido debido al efecto de las Fintech, pero las previsiones indican que en menos de 2 años se alcance el 10% de ingresos perdidos y del 17 % en un periodo de 5 años.
El nuevo open banking
Todo este nuevo paradigma de interacciones banca vs nuevos players, ha favoreciendo la arquitectura de negocio mucho más abiertas, el llamado open banking. Consiste en crear nuevos negocios y ecosistemas digitales mediante las API (interfaz de programación de aplicaciones) de los propios bancos o no, donde están abiertos los datos de los bancos desarrollados, start-up y otros asociados del mundo Fintech, buscando la mejor solución tecnológica.
Las API pueden ser bancos, neobancos… que ofrecen servicios limitados, restringiéndose quizás a cuentas bancarias, tarjetas de crédito y débito y E-Wallet. El resto de productos y servicios serían proporcionados por terceros a través de las API. Y estos terceros podrían ser otros bancos tradicionales, instituciones financieras especializadas y empresas Fintech.La regulación también ha favoreciendo esta apertura tecnológica y de modelo de negocio de los bancos. En Europa entró en vigor en 2018 la PSD2, directiva de medios de pago donde, entre otras disposiciones, se obliga a las entidades bancarias a ceder datos de sus clientes (con su expreso consentimiento) a terceros.

Nuevos retos y …¿nuevos líderes?
El reto para los bancos tradicionales es convertirse en estos Fintech Banks o como también se les conoce Marketplace Banks o Banking as a Platform. Es la hora de la verdad, ver si Fintech, neobancos o la banca tradicional liderará el futuro de la banca. La banca tradicional cuenta con los clientes y su vez con estructuras y regulaciones que les hace muy ineficiente. En contra las Fintech y los neobancos tienen la dificultad para ganar cuota de mercado sobre las entidades financieras tradicionales. Solo un pequeño número de Fintech han alcanzado un tamaño y escala significativos.
Un reciente informe de la firma de inversión tecnológica Finch Capital manifestaba que una gran parte de Fintech y neobancos se verán empujados a entrar en fase de consolidación vía fusiones, por la necesidad de una creciente inversión en tecnología por la necesidad de la creciente demanda y la escasez de financiación de estos proyectos en los próximos años, tanto por las dificultades a salir a bolsa y por la mayor dificultad de la banca tradicional a llevar a cabo compras de compañías Fintech.
¿Quién ganará la carrera? Para el consejero delegado de BBVA, Carlos Torres Vila, la respuesta es sencilla: los clientes, porque elegirán el que les ofrezca una experiencia cliente más ágil, confiable, segura y completa. También lo creo y en un entorno de márgenes decrecientes la gran banca necesita una rápida transformación para no quedar sólo cómo un aportador más.







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